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lunes, 24 de junio de 2019

Romance del monstruo de debajo la cama


Romance dedicado a todos los monstruos de debajo de la cama, que lo estarán leyendo.

Es un sábado cualquiera,
el día se termina ya,
el niño acabó la cena,
sentado está en el sofá.

“Es ya la hora de dormirse”,
le dice, al niño, mamá,
“vamos juntos de la mano,
que nos toca descansar”.


Mamá le deja en la cama,
la luz apagada está.
“No te asustes de los monstruos
que no existen de verdad”

“Yo no tengo miedo a nada,
solo me puedes dejar,
soy un niño muy valiente
y no me vas a oír llorar”.

Mamá ya sale de allí,
una luz le dejará.
“Aunque diga que es valiente,
algo de miedo tendrá”.

El niño se echa tranquilo,
los ojos ya va a cerrar,
agarrando a su peluche
dispuesto al fin a soñar.

De repente escucha un ruido
como garras al rasgar,
hay algo bajo la cama,
se le escucha su arrastrar.

Se incorpora despacito
y echa la vista al final
de la cama, a ver que surge,
se lo puede imaginar.

Dos grandes ojos se asoman
de talla descomunal
una piel negra y peluda
con púas que deben pinchar.

Un monstruo de allí aparece,
grande como un animal
de los fieros de la selva
que lo quiere devorar.

El niño emite un gritito
mas no parece temblar.
Es más de puro contento
por quien ha visto llegar.

“Ya pensaba que no vendrías”,
sonríe en lugar de llorar,
“Mamá dice que no existes.
¡Qué ilusa que es, de verdad!”

El monstruo abre su gran boca
con dientes, un centenar,
pero no se come al niño,
de dentro saca un manual.

Es sólo un libro de cuentos,
roto por tanta humedad
de estar guardado en la tripa
de un ser tan poco normal.

“¿Dónde nos habíamos quedado,
para poder continuar
contándote las historias
de este libro sin igual?”

“Qué suerte la que he tenido
de conseguir tu amistad,
un monstruo que cuenta cuentos,
que me ayudan a soñar,

a perderle todo el miedo
a la noche y oscuridad,
a los seres que no existen
pero hacen que duerma mal.

Cuéntame uno bien bonito,
de monstruos de gran beldad
de los que a los niños cuidan
y no les quieren dañar”.

“De esos aquí tengo muchos,
uno te voy a contar.
Empieza érase que se era,
un monstruo nada vulgar…”

El niño se duerme pronto,
el monstruo un beso le da,
“Dulces sueños, mi humanito,
que me ha dado su amistad.

Yo ya me vuelvo a mi mundo,
de menos te voy a echar.
Deseo que llegue otra noche
y volvernos a encontrar”.

El monstruo bajo la cama
se mete, para marchar.
En esto que entra la madre,
algo ha debido escuchar.

"Esto parece tranquilo,
todo va fenomenal,
mira a mi pobre angelito,
duerme bien,con mucha paz".

Sale de la habitación
y la luz apagará:
“Este niño ya no teme
A ningún monstruo irreal”.

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